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domingo, 7 de noviembre de 2010

Un enfoque comunicativo


Por: administrador



Durante la escolaridad es importante brindar a los alumnos diversas oportunidades para aproximarse a la lectura y a la escritura. No se lee de la misma forma un cuento de misterio o una canción de cuna o si las ilustraciones reproducen casi literalmente lo que el texto dice o si permiten otras interpretaciones que enriquecen el significado.



La Lectura

Todas las investigaciones, estudios y resultados indican que los niños y las niñas no saben leer comprensivamente. Explican estos documentos que ellos y ellas, aprenden a decodificar en primero básico y continúan decodificando (algunos) hasta más allá de 8º básico. Y que por tanto, no comprenden lo que leen. Pero para hablar de lectura es necesario tener presente lo que significa leer, y leer es comprender, entonces cuando los niños y niñas decodifican, no tendrían porqué comprender lo que dice. Lo que a los alumnos se les está enseñando es la "mecánica", la destreza y como están preocupados de decodificar, el significado de lo que dice no cabe en este ejercicio. Mas importa reconocer el código, unirlo entre sí y luego, probablemente vendrá la comprensión o como dice la Violeta Parra, el entendimiento. Mientras ellos y ellas se empeñan en pronunciar, en balbucear y los profesores nos empeñamos en que esa competencia la desarrollen con fuerza .

Para hablar de “lectura” es necesario aclarar qué entendemos por leer. Porque si entendemos que leer implica “lograr dominio suficiente del código escrito para descifrar grafía con cierto grado de automatización”, estamos definiendo apenas una parte del proceso.

Pero leer es comprender y no decodificar... Decodificar, son los clavos, y el martillo. Es el abecedario de la a hasta la z. Esta es una parte del acto de leer, pero se requiere de la otra mitad, del lugar dónde deberán habitar esas letras, y esa parte del mundo es el que gira alrededor de cada niño y niña.

Este mundo completo es el que tenemos que enseñar en la escuela, porque él existe para comprenderlo, consultarlo, habitarlo, eso es leer, y es imposible concebirlo por partes. Y este proceso es el que hay que enseñar en la escuela:

- Relacionar lo que dice el texto con lo que ya sabe.

- Evaluar los datos obtenidos con respecto a los que ya posee.

- Reconsiderar el conjunto, reformular los contenidos anteriores, valorar su estética y sobre todo comprender el significado.

- Leer en el sentido de recrear el mundo del autor, de latir con el ritmo de la obra, o del texto para sentir que la lectura además de ser gozosa es útil y fundamental para la vida.

Para lograr esto, debemos buscar el equilibrio de los dos modelos de enseñanza de la lectura. El Modelo de Destreza, el tradicional, es decir, el aprendizaje explícito del código y la captación del significado –Modelo Holístico- de los textos escritos y su funcionalidad como medio de información, estudio , recreación y goce estético .

Si enseñamos el proceso en su conjunto, ya no tendremos niños que han olvidado leer, porque leer para ellos tendrá sentido.



La escritura

Escribir es una manera de comunicación que siempre ha existido, por una necesidad de contar nuestras experiencias de vida. Los hombres de la cavernas buscaron los lugares precisos para dejar testimonios de sus existencias. Los enamorados no han reducido  espacios donde explicar al mundo cuanto se aman, qué les preocupa, qué es lo detestable y qué lo maravilloso.

De los niños y niñas pequeños  debemos tener cuidado, porque no faltan sus rayas y trazos en en alguna pared o fotografía que guardábamos  por años, o aquel libro  hermoso, regalo de un ser querido, dónde no escribieran con infinita dedicación, alguna raya  gruesa de importante significado para ellos o ellas. Lo importante es que todos tenemos necesidad imperiosa de escribir. Sin embargo, en la escuela, los niños no lo quieren hacer y se quejan porque se les hace cuesta arriba escribir.

No es necesario siquiera que lo expresen con palabras, se advierte en sus pocas ganas de sentarse lápiz en mano y comenzar. Ellos escriben sin ganas  pequeños textos, y su preocupación más explícita es “saber la cantidad de palabras que habría que escribir o de cuantas páginas estamos hablando.”

La verdad es que muchos docentes quisiéramos un modelo que obligue a los alumnos/as a usar bien la puntuación y las mayúsculas y que ojalá lo libere de la enseñanza de la escritura, porque los niños se resisten a escribir, y los docentes muchas veces, bajan los brazos en señal de derrota.

Lo concreto es que los niños deben aprender a aprender. 

Aprender a escribir produciendo textos y para esto es necesario indudablemente dominar la destreza de la escritura manuscrita. Al igual que la enseñanza de la lectura, es necesario basar el aprendizaje en el enfoque balanceado, enfatizando la producción de textos literarios y no literarios, dominando las destrezas de la escritura manuscrita y digital para que los textos sean legibles y cumplan su función comunicativa tanto para el que escribe como para el que lee el texto. Escribir bien, con buena letra, correcta gramática y ortografía, permite enfrentarse a un texto legible y de fácil comprensión. Para ello es necesario trabajar en la escuela la reescritura, que será la manera más eficaz en que el niño y niña reconozca sus errores, los modifique y se arme de una batería de aprendizajes que muchas veces le cuesta comprender en teoría. Los niños y niñas tienen vidas interesantes, ellos y ellas tienen que contarla, tienen que dejar sus testimonios. Pero para ello debemos enseñar el proceso. Un cuento comienza, tienen un desarrollo y concluye. La poesía tiene sus propias características, los textos no literarios se escriben de otra manera enseñar el proceso es el gran tema que debemos manejar en la escuela.


Extraído del sitio web:  http://www.santillana.com.ar/02/eval/leer1.pdf